domingo, 21 de noviembre de 2010

Ser comunicador social, es un ¡ORGULLO!

¿Tu mamá todavía no entiende qué estudias, tu pareja te carga y  te dice cosas como “estudia algo como la gente”, y/o en la empresa donde trabajes no saben en que área explotarte mejor? Querido compañero, no te sientas  desmotivado (siempre podría ser mucho peor).
No pienses que tu progenitora no te entiende, que tu media naranja tiene un humor medio ácido (podríamos decirle medio limón) o que a tu jefe le da lo mismo que escribas textitos en Recursos Humanos, Marketing, Prensa, Administración o Desarrollo y producción.


Quizás, no es que el mundo esté contra los comunicadores.

Quizás, el problema seas tu, sea yo. Es decir, seamos nosotros.
Veamos. Nos quejamos de que nadie tiene una mínima idea de lo que estudiamos ¿será que ni el estudiante mismo tiene noción alguna? y, sobre todas las cosas, despotricamos con que nos pagan mal, muy mal.
¿Cómo van a entender los mortales que comunicar es más que escribir o que hablar? Ni hablar de cuánto vale nuestro trabajo.
¿Será que hacemos poco para (intentar) revertir esta triste situación? Tal vez, paradojicamente, no le comunicamos al mundo lo que implica estudiar Comunicación Social, sus ámbitos de acción y sus límites. No lo decimos, no lo explicamos, no lo demostramos.
Quien sabe, ni siquiera se nos ocurre decir una frase tan tierna como: “la comunicación es un campo amplio porque… en todos los ámbitos de la vida se comunica”.
A lo mejor, con alguna que otra explicación o demostración empírica, tu mamá, tu pareja y (sobre todo) tu jefe caerían en la cuenta acerca de tus capacidades profesionales.
¡Vamos! repitamos todos juntos, a ver si nos incentiva: “Somos comunicadores, queremos comunicar




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